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“Sobre la búsqueda de Ofelia”
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos…
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Arthur Rimbaud.
Siempre he trabajado mi obra basándome en series, otra cuestión es como esta series surgen ante mi. Os voy a contar el origen de esta serie llamada simplemente “Ofelia” y que engloba muchas de las leyendas en torno a la mujer del lago, Xanas, Ninfas y demás damas que habitan en el agua. Desde que tengo uso de razón me he sentido poderosamente atraído por el agua, hay una mezcla de miedo y de misterio en las zonas lóbregas de ribera de los ríos, aquellas donde yacen los troncos semihundidos, cubiertos por el barro seco y las hojas muertas. Aquellas que me recuerdan a los poemas de Baudelaire.
Tengo recuerdos de tardes de primavera en las riberas de los ríos de Madrid donde pasaba mi infancia. Buscando ranas o simplemente atraído por la idea de que ese flujo de agua, acabaría por llegar al mar. Creo que todo aquello acabo por formar en mi un pesado sedimento que ahora con el paso de los años aflora a mi memoria. Creo que he pasado gran parte de mis últimos años intentando recuperar esos paisajes perdidos a la orilla del Jarama o el Manzanares. Unas tardes que no alcanzo a recordar si eran felices o no. Simplemente las recuerdo de una forma nebulosa como parcialmente borrada. Hay una mezcla de pena y añoranza en la visión que tengo ahora de estos escenarios. Que creo que no llega a ser real y que yo he ido construyendo con el pasar de los años, hasta hacerla mía. Y creerme realmente que yo habite esos parajes de ribera.
Os contare pues, como llego a esta serie que me ha ocupado los últimos tiempos y que creo que seguirá presente en mi trabajo por mucho tiempo. Con la llegada de las nuevas tecnologías, la búsqueda de paisajes en los que seguir desarrollando mi obra ha pasado a ser por un lado una incesante búsqueda de localizaciones vía satélite y por otro un estudio exhaustivo de los clásicos de la pintura comenzando por Patinir y Durero y llegando hasta los prerrafaelistas.
Ofelia siempre ha sido un personaje que me ha llamado poderosamente la atención, no tanto por la obra de Shakespeare si no mas bien por la obra de Millet. Desde siempre he sentido una especial predilección por esta obra que engloba maestría en la ejecución y misterio a partes iguales. Empecé a relacionar esta obra con la mía de forma casual (como todo en esta vida) a raíz de una serie de fotografías que realice en el embalse de Proserpina, en la que sobresalían ramas y fangos apenas por encima del remanso de agua que se formaba en las orillas. Creo que al igual que en el mito encontré a Proserpina en el lago “Pergusa” junto con las Ninfas recogiendo flores. Fue un amor a primera vista.
Es a partir de ese momento cuando la búsqueda de Ofelia comienza realmente y tiene sentido. Los escenarios aparentemente vacíos de presencia humana cobran una relevancia en el desarrollo de mi trabajo. Persigo sus ausencias, la busco en los remolinos. A veces incluso que creo que veo sus ropajes blancos hundiéndose en el agua. Pero es una búsqueda que al igual que mis paisajes de infancia no tiene principio ni final. Ella y yo vamos dialogando en los distintos parajes por donde recalo. Creo que los dos sabemos que es un amor en la distancia. Algo que nos llevara por un viaje a través de esos paisajes de arrabal en la que los ríos o las charcas lamen lentamente la ciudad, en una tarde cualquiera de Otoño. Cuando busco el sol que me acaricie de forma benévola y me reconforte con una visión de la dama surgiendo de nuevo ante mi.
Ahora estáis todos invitados a disfrutar de mi personal búsqueda de Ofelia, donde precisamente sus ausencias hacen que este mas presente que nunca.
©José Luis López Moral 2014.
Para mas información ponerse en contacto con el siguiente mail: joseluis@lopezmoral.es
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