Casa Arte y López Moral. |
Una mirada romántica del territorio
(la recuperación del paisaje)
Gómezdelacuesta
Comenzaremos justo donde lo habíamos dejado, empecemos con
aquel monje ante el abismo, con aquel explorador que realiza mapas inéditos,
con ese cartógrafo pionero que va recorriendo espacios que, en realidad, no son
tan lejanos ni tan nuevos. Los territorios que busca nuestro fotógrafo
aventurero están justo aquí, a su lado, a nuestro lado y sin embargo no los
vemos, insensibilidad retiniana en la era de la imagen, curiosa contradicción,
la extraña paradoja de la ceguera por exceso. Una recuperación postmoderna del
paisaje romántico que une la tradición pictorialista con la iphonegrafía, un
Pérez Villaamil armado con un móvil de última generación, un historiador visual
con una cámara digital colgada al cuello, un buscador nato con la sensibilidad
de un amante apasionado.
El paisaje sin convencionalismos, sin imágenes recurrentes,
deslocalizando y redefiniendo ubicaciones en plena era del GPS, del satélite y
de la hiperconexión. Al final, lo importante, no es dónde creemos que estamos,
sino dónde realmente nos hallamos. Un intento de recuperar el paisaje,
documentando el territorio y asumiendo el archivo, no sólo como forma de
testimoniar, sino como concepto en sí mismo. El archivo inmaterial y la
fotografía líquida, la imagen etérea con la cualidad de la transparencia y de
la superposición, capas virtuales pero también reales, el paisaje que se
materializa a partir de su propia desintegración, otro contrasentido pero sólo en
apariencia.
Un paisaje que se convierte de nuevo en protagonista aunque
de otra singular manera, un interés por lo oculto, por lo desconocido, por lo
que no es evidente, por lo que subyace, por lo que se yuxtapone, por lo que
escapa a nuestra comprensión, a nuestro alcance, pero desde la cercanía, desde
la proximidad, desde lo que nos rodea y nos había pasado inadvertido. Un
interés que refleja la inmensidad de lo natural, un poderío que nos abruma y
que nos sobrecoge, una inconmensurabilidad que nos emociona desde un paisaje
recuperado por una perspectiva neorromántica y postmoderna, huyendo del
artificio, de las guías turísticas, del consumismo y de otras incómodas
presencias.
López Moral establece su trabajo, en continuo proceso, a
través de la geografía que le es más próxima, sacando a la luz la belleza oculta de unos paisajes abandonados a
su propia destrucción, rescatándolos, manteniéndolos, archivándolos,
enseñándolos, poniéndolos en su justo valor para que percibamos la plenitud de
su belleza, hallándolos en los sitios más insospechados, creando un nuevo
espacio estético y mental, un nuevo viaje, un nuevo proyecto de (y por) la
regeneración de nuestro paisaje. Así es su mirada, así son sus imágenes.